Puede que no lo veamos, pero lo sentimos. Nos altera, nos estresa, nos enferma. Cada último miércoles de abril (hoy, día 30 de abril) se celebra el Día Internacional de la Concienciación sobre el Ruido, una jornada que busca poner el foco en un tipo de contaminación tan común como ignorada: el ruido ambiental.
Vivimos rodeados de sonidos constantes: el tráfico, las obras, los gritos, la música alta, las sirenas, los aparatos eléctricos… Todo ello genera lo que se conoce como contaminación acústica, una forma de polución invisible que afecta tanto a nuestra salud como al entorno natural. Y aunque parezca una molestia menor, sus consecuencias pueden ser tan graves como las del aire contaminado o el agua sucia.
¿Qué es realmente la contaminación acústica?
La contaminación acústica es la presencia de sonidos no deseados o molestos que superan los niveles considerados seguros para la salud humana y ambiental. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el umbral del riesgo comienza a partir de los 65 decibelios (dB). En España, la Ley 37/2003 del Ruido establece que en áreas residenciales no se deberían superar los 55 dB durante el día y los 45 dB durante la noche. Sin embargo, en muchas ciudades estos límites se sobrepasan a diario, especialmente en zonas de tráfico intenso o vida nocturna activa.
El impacto del ruido en la salud: cuando el oído no es el único afectado
El ruido no solo afecta a nuestros oídos. La exposición constante a niveles altos de sonido puede derivar en problemas serios de salud física y mental. Entre las consecuencias más comunes encontramos:
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Pérdida progresiva de audición, especialmente en personas expuestas en su entorno laboral o a través del uso continuado de auriculares a alto volumen.
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Trastornos del sueño, dificultad para conciliar el sueño o descansos interrumpidos.
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Aumento del estrés y la ansiedad, al no poder encontrar momentos de verdadero silencio.
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Hipertensión y enfermedades cardiovasculares, provocadas por la activación constante del sistema nervioso.
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Problemas cognitivos, como falta de concentración y bajo rendimiento, especialmente en niños en edad escolar.
La ciencia es clara: el ruido constante y prolongado puede alterar funciones vitales del cuerpo. Vivir rodeados de sonidos estridentes no solo es incómodo, también es peligroso.
No estamos solos: cómo afecta el ruido al resto de seres vivos
La contaminación acústica también perturba gravemente el comportamiento de la fauna silvestre. Muchas especies dependen del sonido para comunicarse, orientarse, cazar o protegerse. Cuando el entorno natural se ve invadido por ruidos humanos, los animales se desorientan, cambian sus hábitos o incluso abandonan sus hábitats.
Por ejemplo, aves como los gorriones o mirlos han comenzado a cantar más temprano o más fuerte en zonas urbanas para hacerse oír entre el bullicio. En el mar, especies como delfines y ballenas ven interrumpida su comunicación debido al ruido de los barcos y sonares, lo que puede llevar a varamientos o alteraciones en sus rutas migratorias. Incluso en los bosques, se ha observado que algunos mamíferos nocturnos modifican sus patrones de actividad para evitar zonas ruidosas.
El ruido, en definitiva, rompe el equilibrio natural, y sus efectos pueden desencadenar una pérdida de biodiversidad silenciosa pero muy real.
¿Qué podemos hacer? Consejos prácticos para convivir mejor con el sonido
Aunque no podamos eliminar todo el ruido de nuestro entorno, sí podemos protegernos y reducir nuestra propia huella sonora. Aquí te damos algunos consejos útiles:
Cómo protegerte del ruido
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Usa tapones para los oídos en entornos ruidosos o durante el descanso.
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Mejora el aislamiento acústico de tu hogar con ventanas de doble cristal o burletes.
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Evita subir el volumen de tus auriculares por encima del 60% y limita su uso continuo.
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Crea momentos de silencio diario para descansar el sistema auditivo y mental.
Cómo reducir tu impacto acústico
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Opta por la movilidad sostenible: caminar, ir en bici o usar transporte público reduce el ruido urbano.
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Si conduces, evita el uso innecesario del claxon y los acelerones bruscos.
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Respeta los horarios de descanso y mantén bajo el volumen en casa, especialmente por la noche.
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Si tienes un negocio o local con música o maquinaria, instala materiales absorbentes de sonido.
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Participa en actividades de concienciación y exige zonas tranquilas en tu comunidad.
Escuchar el silencio también es una forma de cuidar
La contaminación acústica no es inevitable, y su reducción no solo mejora nuestra salud, también genera espacios más amables para convivir, pensar y sentir. En un mundo que no deja de hacer ruido, proteger el silencio se convierte en un acto de responsabilidad y también de bienestar.
Aprovechemos este Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido para reflexionar sobre cómo suena nuestro entorno y qué podemos hacer para que ese sonido sea más armonioso, saludable y respetuoso con todos los seres vivos.
A continuación te dejamos una serie de directrices de la OMS respecto a la exposición al ruido https://www.institutoorl-iom.com/blog/directrices-de-la-oms-sobre-la-exposicion-al-ruido-en-europa/
En nuestra oferta formativa tenemos un curso completo de prevención de Riesgos Laborales donde tratamos de manera amplia la prevención del ruido en el espacio laboral. https://formacion.sogos.es/listado-de-cursos/curso-basico-de-prevencion-de-riesgos-laborales-generico-30-horas-2/